La
contractura muscular consiste en una contracción persistente e involuntaria de
un músculo, activando directamente los nervios del dolor.
Ocurre
cuando se mantiene por mucho tiempo una actividad sin dar lugar a que el cuerpo
descanse y se relaje, entonces sobreviene lo que se conoce como agotamiento o
fatiga muscular por estrés.
Si
no le ponemos remedio en un periodo corto de tiempo, el músculo fatigado
provoca un dolor crónico de la zona, afectando a músculos y articulaciones
anexas.
¿Por qué aparecen?
La
más común, es por exigirle al músculo un esfuerzo superior al que esta
capacitado, ya sea por alguna situación puntual, por un esfuerzo repetitivo o
un esfuerzo mantenido.
Otra
causa importante es la debilidad muscular, en este caso el músculo no tiene la
fuerza y resistencia necesaria para desarrollar las tareas diarias. Suele ser
más habitual en los músculos situados a ambos lados de la columna y la región
lumbar.
Por
otra parte, algunas anomalías de la columna vertebral favorecen que unos grupos
musculares estén trabajando constantemente más de lo necesario, lo que les
predispone a contracturarse.
También
afecta el sedentarismo, los músculos se encuentran hipotónicos por lo que las
contracturas son más susceptibles ante cualquier esfuerzo.
Otra
de las causas más comunes son las contracturas y tensiones ocasionadas por el estrés.
Éste estado emocional libera elementos químicos que llevan a la contracción
involuntaria y sostenida del músculo, incluso cuando estamos descansando.
En el deportista
Aparecen
como consecuencia de un esfuerzo o movimiento brusco donde el músculo por no
haber estado preparado produce un acúmulo de desechos metabólicos dentro de las
fibras musculares, éste se queda contraído causando molestia o dolor.
Por
ejemplo en el gimnasio, cuando se coge más peso del debido, cuando se realiza
un esfuerzo constante o cuando se adopta una mala postura en la ejecución del
ejercicio.
Otro
tipo de contractura es la que aparece después del ejercicio, provocada porque algunas
de las fibras musculares han sido distendidas o sometidas a un trabajo
excesivo, causando lesiones y dolor.
Algunas recomendaciones
Evita
las posturas mantenidas por periodos de tiempo prolongados. Cuando estas
leyendo un libro o frente al ordenador el movimiento hacia delante de tu cabeza
hace que los músculos del cuello y parte superior de la espalda se tensen para
contrarrestar el peso de la cabeza.
Las
malas posturas provocan dolores que determinan la existencia de esfuerzos
musculares estáticos, fundamentalmente en la espalda, las cervicales, las
lumbares y hombros.
Realiza
ejercicios específicos de relajación muscular, con el fin de contrarrestar esa tendencia y evitar la repetición de la crisis.
El
estiramiento muscular es un factor clave, tiene que ser rutinario, es
imprescindible conocer sus distintas técnicas, dependiendo del caso una
ejecución incorrecta podría estar contraindicada.
Como las combatimos
El
tratamiento dura dependiendo de la gravedad, si es crónico, puntual o el origen
de la dolencia es otro.
En
nuestro centro te realizamos una terapia personalizada.
Es importante conocer tu
estado de salud y hábitos diarios para
conocer el origen del dolor. La edad, el trabajo, el estrés y el deporte mal
dosificado son factores a tener en cuenta.